Tretse llibres que may van existí, Franco, prohibissió del catalá

Tretse llibres que may van existí, Franco, prohibissió del catalá

http://www.agonfilosofia.es/index.php?option=com_content&view=article&id=383&Itemid=15

Imaches al final.


Francisco Franco disfruta todavía de no pocos seguidores en nuestro país, algo perfectamente visible cuando uno examina el panorama político y la actitud de determinados partidos ante la Ley de Memoria Histórica impuesta por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: PSOE, IU, Podemos, PP o Ciudadanos. Todos ellos comparten una característica fundamental: se trata de partidos de izquierdas, si bien algunos como el PP son prácticamente unos recién llegados a ese lado del espectro político. Comparten, además, otra característica esencial: están muy contentos de que Franco haya sido un dictador, pues esto les permite subir nuestros impuestos con excusas tan dispares y rocambolescas como, entre otras insensateces, cambiar los nombres de “calles franquistas”, rotular en catalán o imponer una “educació en català”. Todo ello en valiente lucha contra un régimen cuyo máximo representante Franco, lleva muerto cuarenta años.
Dicen estos francófilos que Franco fue un malvado dictador. Y de derechas, para más inri. Y quien menos se parece a un dictador de derechas, sino que es más bien todo lo contrario, alguien de izquierdas, ¿no va a ser bueno? Si no les suena el argumento, les recomiendo que dejen a un lado el Manifiesto Comunista de Marx y echen un vistazo a la siempre actual Genealogía de la Moral de Nietzsche, cuya metáfora entre los corderos y el hombre débil y enfermizo surgido en el seno del cristianismo bien podría aplicarse a aquellos que hoy siguen esa religión secular llamada marxismo, una ideología que guarda enormes semejanzas con la secta de los nazarenos.
Entre las pantomimas que a todos nos han inculcado en Cataluña desde la infancia se encuentra la ficticia prohibición franquista de la lengua catalana, un agravio que se ha convertido en dogma indiscutible y cuya negación le vale a cualquiera el calificativo de franquista. No obstante, los hechos demuestran que durante la dictadura el gobierno español no sólo defendió la lengua catalana, sino que permitió que esta floreciese con absoluta libertad en el mundo de las artes. Así, durante el franquismo existieron, por ejemplo, editoriales especializadas en la tan vilipendiada lengua como Selecta (1946) o Edicions d’Aportació Catalana (1962) y productoras discográficas catalanas como Edigsa o Concèntric, además de realizarse habitualmente conciertos, películas, obras de teatro e, incluso, tesis doctorales en catalán.

Uno de los ejemplos más notables de la falsedad de la afirmación que aquí pretendemos refutar –que la lengua catalana sufrió represión durante el franquismo–, ha sido ya comentado en esta página web.

Se trata de una noticia que apareció en La Vanguardia el 30 de marzo de 1969, en pleno franquismo, en referencia a la condena a Néstor Luján, director de la revista Destino, por permitir la publicación de una carta en la que se atacaba la lengua catalana.
Pero el entorno en donde el catalán brilló con más fuerza fue sin duda el de la literatura. Cientos de libros fueron legalmente publicados en estos años sin que sus autores o editores sufrieran persecución alguna, como demuestra el simple hecho de que se incluyese en los mismos la dirección física de la editorial en la Ciudad Condal, Manresa o Reus, entre otras. Libros no sólo en catalán, sino también sobre lengua catalana y destinados a su enseñanza. / También hay para el mallorquín y valenciano durante la dictadura de Franco /
El hecho de que estos libros permanezcan ignorados, no sólo evidencia cuán grande es la desmemoria histórica de los catalanes, sino que constata una vez más que el verdadero enemigo de la lengua y de la cultura catalana no es Franco, sino el nacionalismo catalán.
Ellos han intentado borrar de la historia de la literatura y de las artes todos estos volúmenes para así inventarse su particular “Cosa Nostra” con la que enriquecerse a costa del contribuyente. A continuación mostramos una breve galería de algunas de las muchas obras que el lector curioso podrá localizar fácilmente en cualquier biblioteca universitaria catalana.

[Edición barcelonesa de las obras del escritor catalán Pero Martínez, prologadas en español, con texto en el catalán original del s. XV.]
  

2. Josep MiracleGramàtica catalana, Tallers Gràfics de la S. G. De P., Barcelona, 1951.
[Segunda edición de la Gramàtica catalana de Josep Miracle, publicada originalmente en febrero de 1938. En la primera página puede leerse “Tallers Gràfics de la S. G. De P., S.A. – Comte Borrell, 243-249 – Barcelona”.]


3. Antonio Badía MargaritGramática histórica catalana, Noguer, Barcelona, 1951.
[Gramática catalana publicada en lengua española en 1951, el mismo año de la reedición de la gramática de Josep Miracle, e impresa en Manresa. Además de reproducir un mapa lingüístico de lo que hoy se denomina “Países Catalanes”, en la pág. 10 de la introducción puede leerse lo siguiente: “Quiera Dios que la segunda mitad de este siglo que mañana empieza se caracterice por la continuación de las grandes obras que el catalán tiene entre manos”.]
   

4. Joan AlcoverObres completes, Selecta, Barcelona, 1951.
[Edición de las obras completa de Joan Alcover en lengua catalana, con “prólogo de Miquel Ferrià y Joan Pons i Marquès” y “Nota bibliográfica, por Joan Pons i Marquès”. Esta obra fue impresa por “Tallers Gràfics ARIEL, S.L. – Carrer d’Aragó, 255 – BARCELONA”.]
     

Dos detalles del contenido del libro:
  
Izquierda: “Las cuestiones de lenguaje, importantes en todos los países, lo son más en Cataluña; mejor diría, en Cataluña vibran en el entorno del lenguaje cuestiones que en la mayoría de los pueblos no existen. No estamos aquí, por extraño que parezca, en posesión pacífica del órgano natural de expresión; y por eso el idioma, discutido y pleiteado, se encuentra, por así decirlo, en situación militante, y lleva espada y yelmo en defensa propia y en defensa de los derechos que representa”, en Joan Alcover, “Cultura de llenguatge” [Conferencia pronunciada el 12 de diciembre de 1916 en la Sala Mozart de Barcelona], en J. Alcover, Obres Completes, 1951, p. 244.
Derecha: “El catalán es, entre nosotros, la única expresión posible del escritor-artista”, en J. Alcover, “La llengua catalana és entre nosaltres l’única expresió possible de l’escriptor-artista” [Discurso del Primer Congreso Internacional de la Lengua Catalana en Barcelona, 1906], en J. Alcover, Obres Completes, 1951, p. 273.

5. Josep Miracle, La restauració dels Jocs Florals, Aymà, Barcelona, 1960.
[En 1960, diez años después de la reedición de su gramática catalana, Josep Miracle publica La restauració dels Jocs Florals en Barcelona, obra por la que le fue otorgado el “Premio Francesc Matheu del Instituto de Estudios Catalanes”.]


6. J. M.ª Arnavat, Els set pecats capitals, Arca, Barcelona, 1963.
  

7. J. M.ª Arnavat, Declaro pertot i enlloc. Poemes, Arca, Reus, 1963.


8. A. Bori i Fontestà, El trobador català, Millà, Barcelona, 1963.
[Primera edición de El trobador català de Bori, publicada por la Editorial Millà, sita en “Carrer de Sant Pau, 21 – Barcelona” e impresa por “Imprenta Muñoz. Constitución, 19 – BARCELONA”. Como puede verse en la imagen, la obra dispone tanto de número de registro como de depósito legal.]
     

9. Joseph GulsoyEl Diccionario valenciano-castellano de Manuel Joaquín Sanelo. Edición, estudio de fuentes y lexicología, Sociedad Castellonense de Cultura, Castellón de la Plana, 1964.
[Joseph Gulsoy dedicó su tesis doctoral en 1961, bajo la dirección de Joan Corominas, al diccionario valenciano-castellano de Manuel Joaquín Sanelo, conservado en manuscrito. Su publicación en 1964 a cargo de la Sociedad Castellonense de Cultura contó con la financiación del “Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Banco de Valencia y la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Castellón”.]
   


10. Francesc Torres i LloretApel·les, sóc aquí, El Llibres d’Or, Tàrrega, 1966.
[Lujosa edición con portada dorada de Apel·les, sóc aquí… de Torres i Lloret, con prólogo de Josep Miracle. Esta obra fue editada e impresa por “F. Camps Calmer, editor – Sant Eloi, 2 – Tàrrega”.]
     

   

12. Rosa Maria Arquimbau, La Pau és un interval, Pòrtic, Barcelona, 1970.
[La pau és un interval, de Rosa Maria Arquimbau, apareció en su primera edición en catalán en 1970, dentro de la colección de libro de bolsillo de la Editorial Pòrtic y fue impreso por “Talleres Gráficos Ibero-Americanos, S.A. – Provença, 86”].
  






Joan Alcover, obres completes

Joan Alcover, obres completes

Joan Alcover, obres completes 2


















Franco, PSOE, PP, VOX, C´s, ERC, IU, CUP, PDECAT, gracias por no olvidarme nunca














John H. Elliott

imperio catalano-aragonés, reyes catalanes, 1410

Este catedrático inglés creo que obtuvo el título de historiador en un cromo del Bollycao. Si no explíquenme cómo es posible soltar tales disparates y quedarse tan ancho.  * John H. Elliott: La rebelión de los catalanes, 2013

Este catedrático inglés creo que obtuvo el título de historiador en un cromo del Bollycao. Si no explíquenme cómo es posible soltar tales disparates y quedarse tan ancho. Golden Jacob.


John H. Elliott: “Desde los años de Pujol se falsea la historia en la escuela”

El profesor emérito de Oxford inaugura la Tribuna del Hispanismo, que impulsa el Instituto Cervantes.

Llegó a la Historia de España, curiosamente, por Cataluña. Antes había hecho un viaje por la península Ibérica con unos amigos, montados en un camión del ejército británico, durmiendo en pensiones de tercera o bajo el abrigo de unos olivos. Campeaba la plena miseria de los años cincuenta, durante la cual, lo que verdaderamente asombró de los españoles a John H. Elliott, que consiguió el Premio Príncipe de Asturias en 1996, fue su dignidad. Ante la pobreza, ante el hambre, ante el oprobio... “Una enorme dignidad”, recuerda, “junto a la majestuosidad de lugares como el Museo del Prado”.

Lo dice en este siglo XXI, al que España, como país, pareciera que hubiese aterrizado desde el XIX en muchos casos, saltándose el XX. Del atraso secular hacia la modernidad, a la velocidad de la luz: “Todos los historiadores dedicados a este país cometimos el mismo error. No fuimos capaces de predecir el enorme cambio que se ha vivido desde 1978 hasta ahora. No analizamos nuestra sorpresa, ni el impacto en el deseo de reconciliación que marca haber sufrido una guerra civil”.
Dice historiador porque no le gusta la palabra hispanista. Aun así, a sus 87 años, ha aceptado abrir la tribuna que el Instituto Cervantes ha inaugurado esta semana con él, en la que se irán sucediendo colegas expertos en dicha disciplina provenientes de todo el mundo. “Creo que la historia de España ha sufrido un tutelaje desde el ámbito exterior. Una especie de sentimiento de superioridad del que puede deducirse que los extranjeros la conocemos mejor que vosotros mismos. Y no es verdad”.
De ahí que rechace el término hispanismo: “Tampoco le gustaba a Raymond Carro a Hugh Thomas”, afirma Elliott. A este último precisamente, muerto el pasado mes de mayo, se le rinde homenaje este jueves en la Casa de América, con presencia de su amigo, entre otros colegas.


GRAN MAESTRO DE LA HISTORIA MODERNA


Este profesor de Oxford, formado en Cambridge, nos ha legado una ingente sabiduría de cruces, rutas y brújulas a lo largo del periodo de tensión colonial. De La España imperial a El viejo Mundo y el Nuevo o la fundamental biografía del Conde Duque de Olivares, John H. Elliott es un referente en la Historia Moderna de una España que él se niega a dejar dentro del oscurantismo, que reivindica como precursora de la construcción de los Estados modernos y que ha analizado en sus mecanismos de poder a fondo. Imperios del mundo atlántico, España y su mundo, El mundo de los validos, Un palacio para el Rey (coescrito con el profesor Jonathan Brown), su autobiografía Haciendo Historia o un estudio concienzudo sobre los paralelismos entre Escocia y Cataluña, a punto de concluir, son otras de sus obras de referencia.

Thomas exploró el mundo contemporáneo. Elliott eligió la Edad Moderna. Desde el siglo XV hasta el XVIII, pocas claves se le escapan. Cataluña es una, desde luego. Con el estudio de su nobleza y la revuelta que sufrió Felipe IV tanto allí como en Portugal en 1640, se pueden trazar demasiados paralelismos. A ese episodio dedicó Elliott el primer estudio que hizo en los años cincuenta sobre España. “Fue uno de los hechos más graves de su reinado. El descontento actual viene en parte de ahí, sigue con los decretos de Nueva Planta, ya con los Borbones, a principios del siglo XVIII, y se perpetúa hasta hoy”.
Durante ese año trágico, bajo las riendas del Conde Duque de Olivares, tenemos una república proclamada que dura una semana, el apoyo inicial de Francia que frena de repente y los agentes económicos en armas. Si cambiamos esos tres elementos por declaración unilateral de independencia, una Europa que no apoya el cisma y fuga de empresas, apenas nada ha cambiado en cuatro siglos. “Así es…”, asegura Elliott.
¿Y cómo seguimos en el atolladero entonces? ¿Sacando jugo al victimismo? “Entiendo las razones que les han podido llevar hasta ahí. Sobre todo después de los años del franquismo. Pero no valorar el increíble cambio que se ha producido tanto en España como en Cataluña en los últimos 40 años, es un tremendo error”. Si a eso añadimos otros ingredientes, llegamos al callejón sin salida. “Por ejemplo, la educación. A lo largo de los años ochenta, con las competencias en las escuelas en los años de Jordi Pujol, se ha trasladado a esas generaciones una falsificación de la Historia y una manipulación con tintes nacionalistas. Han escondido deliberadamente esas partes en las que es de justicia hablar del progreso”.
El contrapunto del nacionalismo español, tampoco ha ayudado mucho a equilibrar la balanza del sentido común, opina Elliott. “Se impone reconocer la diversidad como factor de enriquecimiento para valorar la unidad. Quizás fue hacer de menos implantar el término nacionalidades y no el de naciones. Hay que reconocer ese carácter sin duda para Cataluña y el País Vasco, sobre todo. También es cierto que en el famoso debate del café para todos sobre las autonomías había que ofrecer algo más a estas comunidades tanto en términos económicos, como refuerzo cultural por el hecho de tener lengua propia y demás. Pero creo que al final, se les ha dado demasiado café a algunos”. Tampoco el federalismo es una vía para el profesor Elliott: “En España sería artificial en exceso, no vale”.
Lo que sí conviene explorar es otro paralelismo:
Escocia. De hecho, Elliott acaba de entregar a su editor británico un libro que une dicho territorio con Cataluña. Aparecerá en otoño de 2018, también en castellano, espera. “Una diferencia entre ambas partes es que contrariamente a lo que se cree, el centralismo político y económico no coinciden en España. En el Reino Unido, sí. Londres es la capital en ambos espectros, mientras que aquí, Madrid se impone como centro político en la toma de decisiones pero Barcelona lo ha representado en la órbita económica durante siglos”.
Otro aspecto diferencial ha sido durante siglos en el pasado, la marginación en las rutas económicas. “Los escoceses pudieron aprovecharse de todo el comercio con el imperio desde la anexión en el siglo XVI. Los catalanes, en ese sentido, hasta entrado en siglo XIX, ya al final de las colonias, pudieron comerciar algo en Cuba y Filipinas, sobre todo. Sin embargo, durante todo el periodo de auge, fueron marginados”.
La entrega del manuscrito no está completa. “Me falta la mitad del último capítulo…”, afirma Elliott. “Nos encontramos en pleno suspense. Estos días se está escribiendo el final”. ¿Y es optimista? “Lo soy por naturaleza. Pero hay que tener en cuenta que no todo en este mundo es racional”.

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