Del asiento y poderío de la ciudad de Barcelona


Libro XVIII.
Capítulo primero. Del asiento y poderío de la ciudad de Barcelona.


Mostró bien el Rey (por lo que en el precedente libro concluimos) tener su espíritu del todo puesto en Dios, y en acabar la empresa de la tierra santa: pues no fueron parte carne y sangre de tantos hijos y nietos para divertir su santo fin y propósito de proseguirla. Y así despedido de ellos, no paró en Zaragoza: ni en otra parte del camino hasta llegar a Barcelona, para poner en orden la armada, y juntar el ejército: dejando las cosas del gobierno de los Reynos bien concertadas antes de su partida. Fue pues muy grande el concurso de gente de todas partes, además del ejército, que vinieron a esta ciudad, no solo de procuradores y síndicos de las ciudades y villas Reales de los tres Reynos para ayudar con su extraordinario servicio a los gastos de esta empresa: pero de muchos otros, que por solo ver al Rey, y el aparato del armada, y municiones de guerra, se congregaron de toda España: mas ni fue de menor maravilla ver la mucha hartura de vituallas y el cumplimiento de alojamientos que para todos hubo en la misma ciudad de Barcelona. Por lo cual, y ser esta una de las más insignes ciudades de España, será bien que digamos algo de su asiento y origen, de su maravillosa traza y bien labrados edificios, junto con su gran poder, y valor de ciudadanos, y mucho más de la ejemplar concordia de ellos para lo que toca al beneficio y conservación de su Repub. La cual fue antiguamente llamada Fauencia: pero venida a poder de los Cartagineses la llamaron Barcino: por los del bando y parcialidad Barcina que vinieron de Carthago a regirla. Pero destruidos los Carthagineses y su ciudad asolada, los Romanos la redujeron (reduzieron) en colonia con el mismo nombre, y con esto va fuera todo lo que de su nombre después se ha comentado y fingido por algunos, pues se llama hoy día Barcelona. Y es de las bien trazadas, y mejor edificadas ciudades que haya otra. Porque está hecha como media luna, atajada por el mar al oriente, extendida sobre una espaciosa llanura a las raíces de un monte alto que da en la mar, y sirve de atalaya, para descubrir de bien lejos las naves y bajeles que a ella vienen, al cual llaman Monjuhi, que significa monte de Ioue, o Iupiter: o porque en él solían antiguamente los gentiles sacrificar a Iupiter dios de las riquezas, que las estiman tanto y guardan mejor en esta ciudad que en otras: o porque la gente de ella es muy jovial (Iovial) en sus regocijos, y de más suave trato que la mediterránea de Cataluña, que de si es saturnina y triste, y que el vengar las injurias es su alegría. De este monte se puede bien decir que vale de padre y madre a la ciudad: pues no solo con su oposición al mediodía la defiende del excesivo calor que padecería, y que con el atalayar le avisa del bien o mal que por la mar le viene: pero también la ha como parido de sus entrañas: pues nació toda de la pedrera del monte, sin disminución de él, en tanta copia, que amontonada ella, sin duda que haría otro mayor monte por si sola. Y así por ser edificada de tan excelente piedra que se endurece en el edificio, son las casas, templos, palacios y edificios públicos, con su muy torreada muralla, de lo más bien labrado, y fuerte que pueda ser otro. Con esto y estar de todas armas y artillería gruesa muy abastecida, es hoy sobre cuantas ciudades hay en España más puesta en defensa. También es muy alegre su campaña y harto fructífera: aunque su mayor abundancia de mercaderías le entra por el mar que bate su muralla: y así por las continuas entradas y salidas de bajeles con nuevas gentes que vienen de cada día, y por lo que la vista y contemplación del mar a todos mucho alegra, su mayor regalo y recreo es la marina. Puesto que no hay puerto seguro sino playa abierta por toda ella: pero se halla tan honda que se quiso antiguamente formar muelle allí, y en fin se pueden los bajeles asegurar mejor que en cualquier otra playa. De aquí le vino ser su trato de mar muy poderoso y extendido: señaladamente después que cesó el de Tarragona, por las guerras y destrucción de los Moros que pasaron por ella (según que en el precedente libro quinto se ha largamente referido) que por esto se trasladó toda la negociación de mar a Barcelona. De suerte que así por los grandes aparejos de ataraçanales, como de maderamiento, y los demás pertrechos que produce de si la tierra, los ciudadanos por mandato de sus Reyes, se dieron tanto a hacer todo género de navíos, y más de galeras, hasta ponerlas a punto de navegar y pelear con ellas, que como colonias las han siempre enviado por el mediterráneo adelante, para representar su renombre y fuerzas en diversas partes. Lo que se puede muy bien apropiar a esta ciudad, y decir de cuantas armadas ha echado en mar y proueydo así de armas y soldados, como de remeros y xarzias, que otras tantas ciudades ha edificado: porque las armadas gruesas por mar, son otro que unas muy fuertes y bien regidas ciudades, o verdadero retrato de muy concertadas Repub. y no solo esperan a los enemigos, pero también los van a buscar y sacar de sus casas, como se prueba por los grandes efectos que con ellas los mismos ciudadanos y gente Catalana han hecho por mar en servicio de sus Reyes. Por ser gente de si muy belicosa y hecha de tal compás que cuanto más rehúsa de ser pechera en la hacienda: tanto más a las necesidades y hechos de armas de sus Reyes suelen prontamente acudir con sus personas y vidas. De manera que por estas, y otras muchas comodidades y cumplimientos de valor y poder que esta ciudad siempre tuvo, meritoriamente llegó a exceder a muchas otras en el pacífico y seguro estado de gobierno que de si tiene: no tanto por su buen asiento y fortificado muro, cuanto por su mucha religión y buen gobierno, que de la sobriedad y gran concordia de los ciudadanos nace en ella. Pues dado que ellos con ellos entre si sean gente desapegada: pero en lo que toca a fidelidad con sus Reyes, y común defensa de la patria (como gente de pocas palabras) no hay Lacedemonios que más liberal y determinadamente empleen sus vidas, por la conservación de ella. Pues como llegase el Rey y fuese muy bien recibido de la ciudad y ejército, quiso luego reconocer la armada que poco antes mandó poner en orden, y como la halló tan bien provista así de vituallas, como de remeros y todo género de armas: no solo alabó mucho la diligencia y solicitud del proveedor: pero se maravilló extrañamente de la sobrada riqueza y poder de la ciudad, así para hacer y poner en el agua la armada, como para proveerla con tanta prontitud de cuanto menester era.

Del asiento y poderío de la ciudad de Barcelona


MONGÓ

¿Sabies que canviaren sense cap avís el nom del MONGÓ per el de català MONTGÓ?

¿Sabies que canviaren sense cap avís el nom del MONGÓ per el de català MONTGÓ?


Meticulosos, sense deixar clavill, tot ho adrecen al gust del Institut d'Estudis Catalans. Fins a l'enigmàtic Mongó, per eixemple, ho han transformat en "Montgó", burlant la tradició idiomàtica en llengua valenciana. En 1797, el rigorós Cavanilles anotava que "en Dénia comencen les raïls del Mongó" (Observ., p. 213), reproduint el topònim en l'idioma valencià de Dénia, idèntic al que en 1873 se sentia en el teatre de la citada ciutat en representar-se "La cara de Mongó", de Manuel Barreda.


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EI argument de l'obra tracta sobre el desig de casar-se del Mongó, fet que atrau a una série de dames tan heterogénees com "la Cova d'I'Aigua, la Pansa, la Palma del Margalloner, la Seba-Porra i la Cova Tallá". Cada pretenent expon encants i virtuts, que són replicats en agres comentaris del vetust Mongó: "La Palma puncha, la Cova d'Aigua està fosca, la Pansa està sema...". Este lèxic que va alegrar als dianenses la nit del 2 de giner de 1873 està prohibit en els centres d'ESO i BUP; ara ningú pot escriure que la "Cova Tallá està Ilunt" (p. 6), "s'advertix a l'orquesta" (p. 6), "soc yo gran tesor" (p. 8), "eixa aigua destilà" (p. 8). Potser algun alumne de l'acadèmia de català Canal 9 s'esglaye de l'idioma valencià normal; net d’arcaisme, ele geminades i caprichos del IEC, com Iluny, adverteix, orquestra, jo, tresor, destilada, etc.

EI Terç de Catalunya que controla la societat valenciana exclou a la categoria de ciutadà de primera (en dret a ser funcionari, per eixemple) a els que no engulguen el sandwich consonàntic ntg, és dir: un estudiant de Dénia tindrà que escriure "Montgó", adulterant el vocable, si vol passar curs. Pero hi ha arguments que convé recordar, com el del topònim aragonés Monzó o Monsó, veu derivada del llatí "Mons" i un segon element "cao", d'orige prerromà. A partir d'estos ètims varen ser apareixent variables com Monsó, Monçonís, Monço. Lo curiós és que el dianense Roque Chabás -que no cita l'eixemple de Monsó- arreplega que els àraps valencians cridaven a la montanya de Dénia "Caon", imperfecta homonímia del mencionat "cao". I per supost que l'erudit Chabás escrivia Mongó, no Montgó.

Les rajoles immersores (l'Alcover, les Grans Enciclopèdies valenciana i catalana, etcétera), encara que aladern d'imparcialitat científica, són camp minat per a caçar a l'ingenu estudiant. La documentació sobre el Mongó està censurada, i certs entrecomillats que fingixen reproduir la parla d'una determinada zona són fraudulents. Per eixemple, en l'Alcover llegim: "No et fies de Dénia, ni de terra que és rega amb senia", incrustant la falsa preposició amb com si fora veu del Regne.

Respecte a la boda, cal sumar atres personages tan simbòlics com "els pilons del Mongó i el Saladar". Els primers es presenten en el prohibit pronom valencià: "Mosatros som els dos Pílons del Mongó" (p. 10); pero la figura que decidix quí serà l'afortunada esposa és el mític "fra Pere Esteve", que anuncia als dianenses: "He vingut yo, perque soc sabi profeta. Mongó no es pot unir més que a la Cova d'Aigua" (p.13). EI franciscà fra Pedro Esteve, naixcut en Dénia en 1582, sempre usava l'idioma del Regne. En la biografia publicada en 1677 llegim: "En la seua llengua valenciana, en que sempre predicava" (Mercader, C.: Vida de F. Pedro Esteve, 1677, p. 47). EI religiós aludix al Mongó com un lloc sagrat: "Ermites en Mongoy es troben, i es diu missa" (p.128). Fra Esteve suponia que el segon terme del topònim derivava de goy, veu hebrea que designava als no israelites. No és desgavellat, fins al XV els hebreus varen formar part de la societat valenciana. Mons goy equivaldria, segons fra Pere, a "Mont de la gentilidad".

És gojós llegir poesies de fra Pedro, les originals, sense manipulació catalanera. Escriu sobre la "fortalea de la carrasca i la primeja de la canya" (no fortalesa, alzina i flaquesa). Tracta sobre els montanyes (no muntanyes); escriu mentres (no mentre), pedra i arena (no pedra i sorra), besar (no petonejar), "fa el conte" (no compte), "plou en un toll" (no a un xipoll); llança metàfores sobre "els foches de l'Albufera i els machos del Almodí". Usava adverbis en ortografia correcta "estiga ya fet" (no ja); i Ilamaba Maestrat (p. 328) al Maestrazgo no "Mestrat". Encara que semble absurt, este idioma valencià usat per un dianense naixcut en 1582 -i pels valencians normals en 1999- està prohibit per les nostres autoritats. Acabe de visitar les restaurades ruïnes de Lucentum -depenents de la Diputació de Juli d’Espanya- i en l'horari observe que usen el barbarisme "tarda". Afigguen vostés el comentari.

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