(SIGLO XIV. FAYÓ)
Traducsió de una leyenda de Agustín Ubieto Arteta, germá de Antonio.
Traducsió de una leyenda de Agustín Ubieto Arteta, germá de Antonio.
Faie un fret geladó, que talláe la cara, y ere de nit. Ningú eixíe de casa y los carrés de Fayó estaben totalmen desertes. Los que vivíen prop de una de les entrades al poble van pugué sentí arrimás, caminán mol desplayet, una vella y arguellada cabalgadura sobre la que destacabe la silueta belcada de un jinete.
La mula camine cansinamen, y, de cuan en cuan, se pare. Se trobe al límit de les seues forses. Al passá pel carré del Arrabal, lo animal rellisse, se fot un cop al cap contra una roca y se mor al acte. Entre lo soroll de la caiguda y los crits del jinete, los veíns se desperten y ixen al carré.
Una de les famílies, la del tío Quelo, moguda per la caridat, arreplegue al viachán ferit y lo porte a casa. Lo fiquen al llit de la alcoba del fondo y, entre crits de doló, li trauen la capa que cubrix lo seu cos. Cuan se quede en mangues de camisa, descubríxen en auténtic espán que lo forasté té la lepra.
La familia sansera discutix qué fé. Los seus componéns pugnen entre entregál a les autoridats o callá. Si no lo entreguen, tenen temó de que se escampo la enfermedat pel poble; si lo entreguen, lo dolén se morirá casi segú.
Dessidixen callá y, confiats en la fe que li tenen a san Sebastián, patró del poble, se encomanen an ell. Li prometixen que, si no se contagien, tots los añs pera la seua festa amasarán coques, y, después de beneíles, se repartirán entre tots los veíns.
Lo milagre se va fé, y passat un sert tems, lo viachán no sol se va recuperá de les ferides de la caiguda, sino que la terrible lepra habíe desaparegut del seu cos.
Naturalmén, la familia del tío Quelo va cumplí la seua promesa.
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