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Lexique roman; Monasteri - Monedula


Monasteri, s. m., lat. monasterium, monastère, couvent.

Aisso fo fach al monasteri. Tit. de 1240. DOAT, t. CXL, fol. 141.

(chap. Aixó va sé fet (se va fé) al monasteri; convén.)

Ceci fut fait au monastère.

Del Monasteri de Moishac. Tit. de 1274. DOAT, t. CXXX, fol. 55.

Du monastère de Moissac.

CAT. Monastir. ESP. Monasterio. IT. Monasterio, monastero.

(chap. Monasteri, monasteris; convén, convens.)

monasterio de Poblet, reyes de Aragón

2. Monestier, Mostier, s. m., moutier, monastère, couvent.

Per voluntat de femna isic del monestier.

(chap. Per voluntat de femella va eixí, ixí, eissí del monasteri; per dessich, per la atracsió carnal. No com Ramiro II que va tindre que eixí per a continuá la casa de Aragó, y va tindre una filla: Petronila, Peronella, que firmabe Petrvs, Petrus, pedra, peyra, peira, pierre, etc.)

reina Petronila, conde Berenguer, Alfonso II

V. de Gaubert, moine de Puicibot.

Par désir de femme il sortit du monastère.

En un mostier antic

De san Marsal.

Bertrand de Born: Ges no mi.

Dans un antique moutier de saint Martial.

- Église.

Perpetualment dos capellas el dit monestier.

(chap. Perpetualmen dos capellans al dit monasteri : capella o capilla o iglesia del monasteri : capellanía.)

Tit. de 1394. DOAT, t. CXLII, fol. 67.

Perpétuellement deux chapelains dans ladite église.

ANC. FR. Au moustier Sainct-Denis en France. 

Vigiles de Charles VII, t. I, p. 146. 

Tous deux allans au moustier de Sainct-Victor pour ouyr la messe.

Monstrelet, t. I, fol. 91. 

PORT. Mosteiro.

3. Monge, Mongue, Morgue, Monegue, Moyne, s. m., gr. *, moine, religieux.

Si monge nier vol Dieus que sian sal 

Per pro manjar e per femnas tenir. 

Raimond de Castelnau: Mon sirventes. 

Si Dieu veut que les moines noirs soient sauvés pour beaucoup manger et pour tenir femmes. (N. E. Olé los cojones de mi tocayo, que usaba muy bien la ironía y criticaba públicamente a los monjes negros que comían mucho y tenían mujeres, concubinas.)

Li moyne lausan Dieu. 

Monegues cogulas vestens.

(chap. Los monjos loen (alaben) a Deu.

Monjos cogulles portán : que porten cogulla, cogulles : capuchó, capuchons, capucha, capuches.)

V. de S. Honorat.

Les moines louent Dieu.

Moines revêtant capuchons.

Atressi com hom pot faire 

De covers morgue tondut, 

Fai hom de trachor pendut.

P. Cardinal: Rasos es qu' ieu. 

(chap. Igualmen que se pot fé de convers monjo tonsurat, se fa de traidó penjat. Esta frasse es mol bona pera los republicans y roigets.)

Pareillement comme on peut faire de convers moine tondu, on fait de traître pendu.

ANC. FR. Tant est ces moignes desloiaus.

Roman d' Eustache le moine, p. 54.

(N. E. chap. Romans d' Eustaquio lo monjo.)

CAT. Monjo. ESP. (Monje) PORT. Monge. IT. Monaco.

(chap. Monjo, monjos; religiós, religiosos; conventual, conventuals. Alemán: Mönch, Mönchen, Mönchtum, Mönchengladbach, https://de.wikipedia.org/wiki/M%C3%B6nch_(Begriffskl%C3%A4rung))

Ramón Guimerá Lorente, Moncho de Beceite, Beseit

4. Monja, Monga, Morga, Moyna, s. f., religieuse, moinesse.

Par que us vulhatz metre monja?

(chap. Pareix que tos vullgáu ficá a monja; embutí, ficá, ficás, entrá, a un convén de monges, religiosa, pareix que te vullgues fé monja.)

Le Comte de Poitiers: Farai chansoneta.

Il paraît que vous vouliez vous faire religieuse?

Que sias moyna sagrada. V. de S. Honorat.

(chap. Que sigues monja consagrada.)

Que vous soyez religieuse consacrée.

Que creme las morgas de laiens. 

Pujols: Si 'l mal.

Que je brûle les religieuses de léans. 

(N. E. Parece una frase de Luis Companys, pero es muy anterior. Está escrita en la lengua occitana, a la que algunos mal llaman catalán.) 

CAT. ESP. PORT. Monja. IT. Monaca. (chap. Monja, monges.)

5. Mongia, Morgia, s. f., couvent, monastère, monachisme.

Menet la en una mongia, et aqui la fes rendre.

V. de Gaubert, moine de Puicibot. 

La mena dans un couvent, et là la fit se vouer. 

Fasia coblas estan en la morgia. V. du moine de Montaudon. 

Faisait des couplets étant dans le couvent. 

Li det abiti de mongia. V. de S. Honorat. 

Lui donna habit de monachisme. 

ANC. ESP. Avia dentro en ella una rica mongia 

De mui bonos omes mui sancta compannia. 

Milagros de Nuestra Señora, cop. 281. 

Clerigos è calonges certas è la mongia. (clérigos; canónigos; canonges.)

Poema de Alexandro, cop. 1660. 

CAT. Monjia. (chap. mongía: ix al llibre Pedro Saputo en chapurriau y al original en castellá, de Braulio Foz Burgés.)

Pedro Saputo en chapurriau

6. Mongil, adj., monastique.

S' anc raubes loc mongil.

Cominal: Comtor d'Apchier. 

Si oncques vous dérobâtes lieu monastique.

Portan tota via los draps mongils. V. du moine de Montaudon.

Portant toujours les vêtements monastiques.

ESP. Mongil (monjil : https://dle.rae.es/monjil#:~:text=4.-,m.,usaban%20por%20luto%20las%20mujeres.). IT. Monachile. 

(chap. Mongil, mongils : monástic, monastics, monástica, monástiques : de monjo o monja. Draps mongils : vestimenta o vestits de monjo o monja : lo hábit, los habits. Ñan alguns y algunes que en ves de penjá los habits, sels eixequen una mica.)

7. Monastical, adj., monastique.

Reparador de la monastical diciplina.

(chap. Reparadó de la dissiplina o disciplina monástica.)

Cat. dels apost. de Roma, fol. 129.

Réparateur de la discipline monastique.

8. Amongar, v., faire moine, faire entrer au couvent.

Part. pas. Na Honasias..., quan fo amongada.

Cartulaire de Bugue, fol. 11.

Dame Honasias..., quand elle fui faite moinesse.

(chap. Amonjá : fés monja o fé monja a una dona. Yo amonjo, amonges, amonge, amongem o amonjam, amongéu o amonjáu, amongen; (amonjat, amonjats : fets monjo, monjos), amonjada, amonjades.)

monje, monjo, Mönch, monaco, franciscano

Monedula, s. f., lat. monedula, choucas, corneille.

Per l'auzel dit monedula; e 'l caus manja de nuech les uous de la monedula. Eluc. de las propr., fol. 277.

Par l'oiseau dit choucas; et la chouette mange de nuit les oeufs de la corneille.


Cornella, cornelles; no es igual que la gralla, ESP. grajo, pero són de la familia dels corvs

La historia robada a la Corona de Aragón o por qué el Reino de Cataluña nunca existió

La historia robada a la Corona de Aragón o por qué el Reino de Cataluña nunca existió.


https://www.abc.es/historia/abci-historia-robada-corona-aragon-o-reino-cataluna-nunca-existio-201901040221_noticia.html

En el año 987, el Conde de Barcelona, Borrell II, fue el primero en no prestar juramento al monarca de la dinastía de los Capetos, pero hay que recordar que se sometió en vasallaje al poderoso Califato de Córdoba.

La mitología nacionalista ha distorsionado y retorcido hasta la saciedad la naturaleza «catalana-aragonesa» de la Corona de Aragón para encontrar una justificación histórica a sus reclamaciones políticas. De ahí que algunos no hayan dudado en equiparar Países Catalanes (una denominación cultural acuñada en el siglo XIX) a Corona de Aragón, esto es, al conjunto de reinos que estuvieron sometidos al Rey de Aragón, entre los siglos XII y XV, donde se encontraba la propia Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Córcega, Cerdeña, Nápoles, los ducados de Atenas y Neopatria y los distintos condados catalanes.

El mito de Wilfredo el independiente

La zona que hoy corresponde a la comunidad autónoma de Cataluña estuvo desde el siglo XII integrada en esta Corona de Aragón, y solo durante un breve periodo fue un ente propio, incluso entonces dependiente de otros reinos. Tras el colapso de la Hispania Visigoda y la invasión musulmana en el 718 d.C, el Imperio carolingio estableció una marca defensiva como frontera meridional con Al-Ándalus. Esto supuso la ocupación por los francos durante el último cuarto del siglo VIII de las actuales comarcas pirenaicas y de Gerona, así como de Barcelona / Barcino, Barchinona / en el año 801. El antiguo territorio visigodo se organizó así en diferentes condados dependientes del rey franco.
Conforme el poder central del Imperio se debilitaba, a lo largo de los siglos IX y X, los condados catalanes, que estaban vertebrados por Barcelona, Gerona y Osona, fueron progresivamente desvinculándose de los francos. En este punto, las leyendas nacionalistas sitúan erróneamente al noble Wifredo «el Velloso» –el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca– como el artífice, no ya de la independencia de los condados catalanes, sino del nacimiento de Cataluña y sus símbolos. Como hicieron los cronistas castellanos con «El Cid Campeador», la mitología catalanista recurrió a un personaje real, que debió gozar de gran importancia en su tiempo pero del que se conocen pocos datos históricos, para moldear su biografía y cubrir los grandes huecos con datos legendarios.

Las Cortes Catalanas según una miniatura de un incunable del siglo XV
Las Cortes Catalanas según una miniatura de un incunable del siglo XV. Fernando II de Aragón en su trono enmarcado por dos escudos con el emblema del señal real.

Wilfredo pertenecía a un linaje hispanogodo de la región de Carcasona (la mitología catalana fija su nacimiento en la inmediaciones de Prades, en el condado de Conflent, actualmente en el Rosellón francés). En el año 873 heredó el Condado de Urgeltradicionalmente en manos de su familia. Aprovechando la fallida rebelión del Conde de Barcelona Bernardo de Gothia contra Carlos «El Calvo», la fidelidad de Wilfredo hacia el monarca le hizo ganarse como premio el apoyo del resto de condados. El noble fue el primero en aglutinar los títulos de cinco de los doce condados, siendo el fundador de la dinastía de la Casa de Barcelona. Esta dinastía necesitaría, sin embargo, varios siglos para concentrar en sus manos otros títulos menores.
Aquí habría que precisar que Wifredo «El Velloso», que había recibido los títulos por mediación de los francos, no buscó nunca la independencia de los condados y, por supuesto, no configuró ninguna nación catalana ni nada parecido. Fue con la Capitular de Quierz, https://es.wikipedia.org/wiki/Capitular_de_Quierzy
promulgada el 14 de junio de 877 por Carlos «El Calvo», cuando se sembró el auténtico germen de la separación de los condados catalanes del Imperio carolingio. Esta orden real estableció la heredabilidad de los honores otorgados por la corona. Es decir, que a la muerte de Wifredo «el Velloso» sus títulos pasaron a sus hijos sin que fuera necesario que el Emperador del declinante Imperio carolingio eligiera al sucesor.

Fue con la Capitular de Quierz, promulgada el 14 de junio de 877 por Carlos «El Calvo», cuando se sembró el auténtico germen de la separación de los condados catalanes del Imperio carolingio

Lo cual no significa que se pueda hablar desde ese momento de una entidad propia y unitaria en la región catalana. En 897, a la muerte de su padre, Wifredo II Borrell se hizo cargo conjuntamente con sus hermanos Sunifredo y Miró, de los condados paternos, reservándose para él el gobierno de los condados principales, Barcelona, Gerona y Osona. Llegado el momento, Wifredo Borrell viajó a Francia para rendir tributo al nuevo Rey, Carlos «El Simple», donde fue investido oficialmente como conde en 899.
Hubo que esperar más de un siglo más para ver la completa desvinculación de los Condes de Barcelona con respecto la Corona franca. En el año 987, el Conde de Barcelona, Borrell II, fue el primero en no prestar juramento al monarca de la dinastía de los Capetos, pero hay que recordar que se sometió en vasallaje al poderoso Califato de Córdoba.

Génesis de la Corona de Aragón

En el siglo XII, el conde Ramón Berenguer IV se casó con Petronila de Aragón, hija de Ramiro II «el Monje», conforme al derecho de este reino, es decir, en un tipo de matrimonio donde el marido se integraba a la casa principal como un miembro de pleno derecho. El acuerdo supuso la unión de la Casa de Barcelona, que controlaba la mayor parte de los Condados catalanes, y del Reino de Aragón en la forma de lo que luego fue conocido como Corona de Aragón. De ahí que Corona de Aragón y Reino de Aragón no sean la misma cosa.
La Casa de Aragón dejó paso a una dinastía autóctona de Castilla. La muerte sin descendencia del Rey de la Corona de Aragón Martín I «el Humano», en 1410, abrió una grave crisis sucesoria. Los intereses comerciales terminaron favoreciendo al candidato de la dinastía castellana de los Trastámara, Fernando de Antequera –hermano del Rey de Castilla Enrique III–, quien, tras el llamado Compromiso de Caspe de 1412, fue nombrado Monarca de la Corona de Aragón. Posteriormente, el matrimonio de Fernando II de Trastámara con Isabel de Trastámara, Reina de Castilla, celebrado en Valladolid en 1469, condujo a la Corona de Aragón a una unión dinástica con Castilla, efectiva a la muerte del primero, en 1516, pero ambos reinos conservaron sus instituciones políticas y sus privilegios administrativos (lo que el independentismo catalán designa hoy como «libertades»).En un contexto de alianzas medievales, la asociación de ambos territorios no fue, pues, el fruto de una fusión ni de una conquista, sino el resultado de una unión dinástica pactada entre la Casa de Aragón y la poseedora del Condado de Barcelona. De hecho, originalmente los territorios que formaron la Corona mantuvieron por separado sus leyes, costumbres e instituciones. A lo largo del segundo cuarto del siglo XIII, se incorporaron a esta Corona las Islas Baleares y Valencia. Este último territorio, el Reino de Valencia, pasó a convertirse en un reino con sus propias Cortes y fueros.

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