De Vulgari Eloquentia, Dante.
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Título: De Vulgari Eloquentia. Sobre la elocuencia en lengua vulgar
Título Original: (De Vulgari Eloquentia, 1305)
Autor: Dante Alighieri
Editorial: Cátedra
Colección: Letras Universales
Copyright:
© 2018, Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.A.)
© 2018, Raffaele Pinto (de la introducción y la traducción)
Traducción: Raffaele Pinto
Edición: 1ª Edición: Enero 2018
Tapa: Blanda
Etiquetas: ensayo, bilingüe, libros bilingües, lingüística, lenguaje, lengua, lenguajes, conciencia, Dante, latín, poesía, teorías, humanidades, humanistas, literatura italiana,
Nº de páginas: 408
Argumento:
Uno de los momentos más importantes de la historia de la lingüística llega con el Renacimiento, cuando algunos hablantes comienzan a proponer la literatura en lengua vulgar -italiano, provenzal, español- frente a los modelos clásicos de escritura en latín. Dante Alighieri, el famoso autor de "La Divina Comedia", compuso un tratado en latín defendiendo el uso del italiano en la literatura, y no tardaría mucho en llevarlo a la acción con la composición de su gran poema épico.
Toda esta reflexión lingüística, nacida en el seno del humanismo italiano, lucha contra los preceptos de los modistas aristotélicos, un conjunto de lingüistas cuya labor era el estudio descriptivo de la lengua clásica. Contra ellos, Dante compone "De Vulgari Eloquentia", un tratado capital que zanjará el debate.
Edición bilingüe latín-castellano.
Opinión:
En los siglos XIII y XIV, Martín de Dacia y Tomás de Erfurt publicaron un conjunto de obras de gramática especulativa, una teoría lingüística de génesis aristotélica que relacionaba la gramática con la metafísica. Era, evidentemente, una labor filológica totalmente alejada de los usos que se le puedan dar a la lengua. Frente a ello, aparecen textos como el tratado "De Vulgari Eloquentia" de Dante Alighieri, título latino cuya traducción aclara sus intenciones: "Sobre la elocuencia en lengua vulgar".
En esta obra, el gran poeta italiano pretendía luchar contra la imposición social de la escritura en latín. No hay que olvidar, pues, que en esa época los 'temas serios' solo podían desarrollarse en latín, mientras que los poemas amorosos eran escritos en lenguas vulgares como el provenzal o el italiano. Esa jerarquía sociolingüística, profundamente determinada por la Iglesia Católica, se destruye totalmente gracias a la labor humanística de Dante.
"De Vulgari Eloquentia" plantea esta situación diglósica y su consecuente defensa de la lengua vulgar en la poesía (concebida en tanto que instrumento de conservación y estabilidad del vulgar). Con ello, Dante busca llevar la lengua italiana al estatus de vulgar ilustre. No obstante, no es este el único tema que trata. En la primera parte del tratado, para llegar a esta idea, el autor recorre las teorías bíblicas de la Torre de Babel y la caracterización de los dialectos italianos.
De igual manera, sorprende la segunda parte del tratado, de final abrupto, donde Alighieri abandona la reflexión lingüística y se inmiscuye en un apasionante tratado de teoría literaria. El autor reflexiona en torno a la composición más excelente (en su opinión, la canción), los temas que esta debe tratar o los esquemas métricos en los que se debe apoyar el poeta. Así pues, "De Vulgari Eloquentia" es un tratado clásico esencial para todo interesado en lingüística o en poesía medieval.
Darío Luque.
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De vulgari eloquentia
(acerca del habla popular) es el título de un ensayo de Dante
Alighieri, escrito en latín e inicialmente iba a consistir en cuatro
libros, pero Dante desechó la idea después del segundo. Fue
probablemente escrito en los años que precedieron el destierro de
Dante de su natal Florencia, entre 1303 y 1305. Los ensayos latinos
eran muy populares en la Edad Media, pero Dante hizo algunas
innovaciones en su trabajo. Primero: el tema, la lengua vernácula,
que era una opción rara en ese momento. Secundariamente, la manera
en que Dante se acercó a este tema, dando a la lengua vernácula la
misma dignidad que se le otorgaba al latín. Finalmente, Dante
escribió este ensayo para analizar el origen y la filosofía de
lengua vernácula, porque, en su opinión, este idioma no era
algo estático, sino algo que evolucionaba y necesitaba una
contextualización histórica.
Al principio, Dante enfrentó la evolución histórica del idioma que él pensaba que nació unitario y luego fue separado en modismos diferentes debido a la vanidad demostrada por la humanidad en la Torre de Babel. Compiló un mapa de la posición geográfica de los idiomas que él conocía, mientras dividió el territorio europeo en tres partes: uno al este, con los idiomas griegos, uno al norte, con los idiomas germánicos, y al sur los idiomas del Romance, separado en tres ramas, identificadas por el adverbio de afirmación, el idioma del oc, el idioma del oïl y el idioma del sì. Rebatió la idea de que la gramática es un idioma estático que consiste en reglas inmutables. Dante necesitó recuperar los idiomas naturales.
Entre los capítulos diez y quince del primer libro, Dante escribe sobre su investigación para una lengua vernácula ilustre, entre las catorce variedades encontradas en la región italiana. Directamente o indirectamente, Dante leyó los trabajos de san Agustín, los de Tomás de Aquino y algunos diccionarios enciclopédicos como el Etymologiae de Isidoro de Sevilla y Li livres dou trésor de Brunetto Latini. Él también se inspira en la filosofía Aristotélica, y en el trabajo de Dante se pueden identificar algunas referencias en los textos a representantes de lo que a veces se ha llamado Aristotelismo Radical.
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1. Ex precedenter memorata confusione linguarum non leviter opinamur per universa mundi climata climatumque plagas incolendas et angulos tunc primum homines fuisse dispersos. Et cum radix humane propaginis principalis in oris orientalibus sit plantata, nec non ab inde ad utrunque latus per diffusos multipliciter palmites nostra sit extensa propago, demumque ad fines occidentales protracta, forte primitus tunc vel totius Europe flumina, vel saltim quedam, rationalia guctura potaverunt.
2. Sed sive advene tunc primitus advenissent, sive ad Europam indigene repedassent, ydioma secum tripharium homines actulerunt; et afferentium hoc alii meridionalem, alii septentrionalem regionem in Europa sibi sortiti sunt; et tertii, quos nunc Grecos vocamus, partim Europe, partim Asye occuparunt.
3. Ab uno postea eodemque ydiomate in vindice confusione recepto diversa vulgaria traxerunt originem, sicut inferius ostendemus.
4. Nam totum quod ab hostiis Danubii sive Meotidis paludibus usque ad fines occidentales Anglie Ytalorum Francorumque finibus et Oceano limitatur, solum unum obtinuit ydioma, licet postea per Sclavones, Ungaros, Teutonicos, Saxones, Anglicos et alias nationes quamplures fuerit per diversa vulgaria dirivatum, hoc solo fere omnibus in signum eiusdem principio remanente, quod quasi predicti omnes jo affermando respondent.
5. Ab isto incipiens ydiomate, videlicet a finibus Ungarorum versus orientem, aliud occupavit totum quod ab inde vocatur Europa, nec non ulterius est protractum.
6. Totum vero quod in Europa restat ab istis, tertium tenuit ydioma, licet nunc tripharium videatur: nam alii oc, alii oil, alii sì affirmando locuntur, ut puta Yspani, Franci et Latini. Signum autem quod ab uno eodemque ydiomate istarum trium gentium progrediantur vulgaria, in promptu est, quia multa per eadem vocabula nominare videntur, ut Deum, celum, amorem, mare, terram, est, vivit, moritur, amat, alia fere omnia.
7. Istorum vero proferentes oc meridionalis Europe tenent partem occidentalem, a Ianuensium finibus incipientes. Qui autem sì dicunt a predictis finibus orientalem tenent, videlicet usque ad promuntorium illud Ytalie qua sinus Adriatici maris incipit, et Siciliam. Sed loquentes oil quodam modo septentrionales sunt respectu istorum: nam ab oriente Alamannos habent et ab occidente et settentrione anglico mari vallati sunt et montibus Aragonie terminati; a meridie quoque Provincialibus et Apenini devexione clauduntur.
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1. Nos autem oportet quam nunc habemus rationem periclitari, cum inquirere intendamus de hiis in quibus nullius autoritate fulcimur, hoc est de unius eiusdemque a principio ydiomatis variatione secuta. Et quia per notiora itinera salubrius breviusque transitur, per illud tantum quod nobis est ydioma pergamus, alia desinentes: nam quod in uno est rational[i], videtur in aliis esse causa.
2. Est igitur super quod gradimur ydioma tractando tripharium, ut superius dictum est: nam alii oc, alii sì, alii vero dicunt oil. Et quod unum fuerit a principio confusionis (quod prius probandum est) apparet, quia convenimus in vocabulis multis, velut eloquentes doctores ostendunt: que quidem convenientia ipsi confusioni repugnat, que ruit celitus in edificatione Babel.
3. Trilingues ergo doctores in multis conveniunt, et maxime in hoc vocabulo quod est «amor». Gerardus de Brunel:
Si-m sentis fezelz amics,
per ver encusera amor.
Rex Navarre:
De fin amor si vient sen et bonté;
Dominus Guido Guinizelli:
Né fe« amor prima che gentil core,
né gentil [cor] prima che amor, natura.
4. Quare autem tripharie principali[ter] variatum sit, investigemus; et quare quelibet istarum variationum in se ipsa variatur, puta dextre Ytalie locutio ab ea que est sinistre (nam aliter Paduani et aliter Pisani locuntur); et quare vicinius habitantes adhuc discrepant in loquendo, ut Mediolanenses et Veronenses, Romani et Florentini, nec non convenientes in eodem genere gentis, ut Neapoletani et Caetani, Ravennates et Faventini, et, quod mirabilius est, sub eadem civilitate morantes, ut Bononienses Burgi Sancti Felicis et Bononienses Strate Maioris.
5. Hee omnes differentie atque sermonum varietates quid accidant, una eademque ratione patebit.
6. Dicimus ergo quod nullus effectus superat suam causam, in quantum effectus est, quia nil potest efficere quod non est. Cum igitur omnis nostra loquela - preter illam homini primo concreatam a Deo - sit a nostro beneplacito reparata post confusionem illam que nil aliud fuit quam prioris oblivio, et homo sit instabilissimum atque variabilissimum animal, nec durabilis nec continua esse potest, sed sicut alia que nostra sunt, puta mores et habitus, per locorum temporumque distantias variari oportet.
7. Nec dubitandum reor modo in eo quod diximus «temporum», sed potius opinamur tenendum: nam si alia nostra opera perscrutemur, multo magis discrepare videmur a vetustissimis concivibus nostris quam a coetaneis perlonginquis. Quapropter audacter testamur quod si vetustissimi Papienses nunc resurgerent, sermone vario vel diverso cum modernis Papiensibus loquerentur.
8. Nec aliter mirum videatur quod dicimus quam percipere iuvenem exoletum quem exolescere non videmus: nam que paulatim moventur, minime perpenduntur a nobis, et quanto longiora tempora variatio rei ad perpendi requirit, tanto rem illam stabiliorem putamus.
9. Non etenim ammiramur, si extimationes hominum qui parum distant a brutis putant eandem civitatem sub invariabili semper civicasse sermone, cum sermonis variatio civitatis eiusdem non sine longissima temporum successione paulatim contingat, et hominum vita sit etiam, ipsa sua natura, brevissima.
10. Si ergo per eandem gentem sermo variatur, ut. dictum est, successive per tempora, nec stare ullo modo potest, necesse est ut disiunctim abmotimque morantibus varie varietur, ceu varie variantur mores et habitus, qui nec natura nec consortio confirmantur, sed humanis beneplacitis localique congruitate nascuntur.
11. Hinc moti sunt inventores gramatice facultatis: que quidem gramatica nichil aliud est quam quedam inalterabilis locutionis ydemptitas diversibus temporibus atque locis. Hec cum de comuni consensu multarum gentium fuerit regulata, nulli singolari arbitrio videtur obnoxia, et per consequens nec variabilis esse potest. Adinvenerunt ergo illam ne, propter variationem sermonis arbitrio singulariurn fluitantis, vel nullo modo vel saltim imperfecte antiquorum actingeremus autoritates et gesta, sive illorum quos a nobis locorum diversitas facit esse diversos.
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1. Triphario nunc existente nostro ydiomate, ut superius dictum est, in comparatione sui ipsius, secundum quod trisonum factum est, cum tanta timiditate cunctamur librantes quod hanc vel istam vel illam partem in comparando preponere non audemus, nisi eo quo gramatice positores inveniuntur accepisse «sic» adverbium affirmandi: quod quandam anterioritatem erogare videtur Ytalis, qui sì dicunt.
2. Quelibet enim partium largo testimonio se tuetur. Allegat ergo pro se lingua oil quod propter sui faciliorem se delectabiliorem vulgaritatem quicquid redactum est sive inventum ad vulgare prosaycum, suum est: videlicet Biblia cum Troianorum Romanorumque gestibus compilata et Arturi regis ambages pulcerrime et quamplures alie ystorie ac doctrine.
3. Pro se vero argumentatur alia, scilicet oc, quod vulgares eloquentes in ea primitus poetati sunt tanquam in perfectiori dulciorique loquela, ut puta Petrus de Alvernia et alii antiquiores doctores.
4. Tertia quoque, [que] Latinorum est, se duobus privilegiis actestatur preesse: primo quidem quod qui dulcius subtiliusque poetati vulgariter sunt, hii familiares et domestici sui sunt, puta Cynus Pistoriensis et amicus eius; secundo quia magis videntur inniti gramatice que comunis est, quod rationabiliter inspicientibus videtur gravissimum argumentum.
5. Nos vero iudicium relinquentes in hoc et tractatum nostrum ad vulgare latium retrabentes, et receptas in se variationes dicere nec non illas invicem comparare conemur.
6. Dicimus ergo primo Latium bipartitum esse in dextrum et sinistrum. Si quis autem querat de linea dividente, breviter respondemus esse iugum Apenini, quod, ceu fistule culmen hinc inde ad diversa stillicidia grundat aquas, ad alterna hinc inde litora per ymbricia longa distillat, ut Lucanus in secundo describit: dextrum quoque latus Tyrenum mare grundatorium habet, levum vero in Adriaticum cadit.
7. Et dextri regiones sunt Apulia, sed non tota, Roma, Ducatus, Tuscia et Ianuensis Marchia; sinistri autem pars Apulie, Marchia Anconitana, Romandiola, Lombardia, Marchia Trivisiana cum Venetiis. Forum Iulii vero et Ystria non nisi leve Ytalie esse possunt; nec insule Tyreni maris, videlicet Sicilia et Sardinia, non nisi dextre Ytalie sunt, vel ad dextram Ytaliam sociande.
8. In utroque quidem duorum laterum, et hiis que secuntur ad ea, lingue hominum variantur: ut lingua Siculorum cum Apulis, Apulorum cum Romanis, Romanorum cum Spoletanis, horum cum Tuscis, Tuscorum cum Ianuensibus, Ianuensium cum Sardis; nec non Calabrorum cum Anconitanis, horum cum Romandiolis, Romandiolorum cum Lombardis, Lombardorum curn Trivisianis et Venetis, horum cum Aquilegiensibus, et istorum cum Ystrianis. De quo Latinorum neminem nobiscum dissentire putamus.
9. Quare ad minus xiiii vulgaribus sola
videtur Ytalia variari. Que adhuc omnia vulgaria in sese variantur,
ut puta in Tuscia Senenses et Aretini, in Lombardia Ferrarenses et
Placentini; nec non in eadem civitate aliqualem variationem
perpendimus, ut superius in capitulo immediato posuimus. Quapropter,
si primas et secundarias et subsecundarias vulgaris Ytalie
variationes calcolare velimus, et in hoc minimo mundi angulo non
solum ad millenam loquele variationem venire contigerit, sed etiam ad
magis ultra.
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