ESCRITORES DEL SIGLO XIII.
(Al margen, año
1270)
MOSEN
JORGE.
XIMENO, TOMO I, PÁG. 1.A
La antigüedad de
Mosen Jordi, y la gloria que resultaba de copiar y apropiarse el
Petrarca algunos versos suyos que publicó Ximeno; y que por espacio
de algunos siglos habían reconocido, no sólo los españoles, sino
también los italianos y los escritores de casi todas las Naciones;
se ha puesto en duda por dos célebres autores, que son: el Maestro
Sarmiento, en sus Memorias para la historia de la poesía, números
503 y siguientes; y Sánchez, en la Colección de poesías anteriores
al siglo XV. Pero sin legítimo fundamento; pues porque diga el
Marqués de Santillana: en estos nuestros tiempos floreció Mosen
Jorge de Santjordi, no puede inferirse, que en el siglo XIII no
hubiese florecido también otro sujeto del mismo nombre y apellido, y
mucho menos alguno, que, aunque tuviese el mismo nombre, pero su
apellido fuera distinto del que usaba aquel de quien habla el Marqués
como existente en el siglo XV: con esta reflexión quedarían
desvanecidos sus fútiles raciocinios; pero aún le da más fuerza el
considerar, que era imposible que Beutér (Beuter), que nació
en el mismo siglo XV en que escribía dicho Marqués, se atreviese a
publicar que un poeta tan moderno y conocido, existía cerca de
trescientos años antes, y acompañaba en sus expediciones al Rey D.
Jaime I, pues habría muchos que le hubieran desmentido. Y sobre todo
no se puede negar que vivía entonces Mosen Jorge del Rey, constando
por el Registro Donat. Valentiae et termino de 1237, que el Rey D.
Jaime, en premio de los servicios que le hacía en aquella conquista
(aún no tomada Valencia, que fue en 1238), le concedió un
heredamiento en la ciudad de Valencia; ni poner tampoco en duda que
este fuera poeta, porque un sujeto tan instruido en la historia de la
poesía valenciana, como fue el célebre Gaspar Gil Polo, dijo en el
canto del Túria:
Jorge del Rey con verso aventajado
ha de dar
honra a toda mi ribera,
y siendo por mis Ninfas coronado
resonará
su nombre por do quiera:
el revolver del cielo apresurado
propicio
le será de tal manera,
que Italia de su verso terná espanto,
y
ha de morir de envidia de su canto.
Cuyos últimos versos pueden manifestar bastante el aprecio que
merecieron los suyos en Italia, y al Petrarca mismo, que no reparó
en adoptarlos.
Y así es visto, que el Jorge de San Jorge que
dice Santillana florecía en su tiempo año 1450, e hizo la pasión
de amor, en la que copiló muchas canciones antiguas, es distinto del
Jorge del Rey que floreció dos siglos antes; lo que se comprueba por
haber en aquella época familias de Sant Jorge, o Sent Jordi, según
la escritura que recibió Mateo Esteve, notario, año 1436, y aún en
el día de hoy los hay de este apellido.
El eruditísimo P. Juan
Andrés ha tratado este artículo con la fina crítica y severo
juicio que acostumbra en la célebre obra del Origen, progreso y
estado actual de toda la literatura, tomo 2.° de la traducción,
cap. II pág. 112, y así me remito a ella.
N'ALBERT D'ALAVANYA.
Jurisconsulto valenciano, su familia
vino a la conquista de este Reino; y una rama suya se estableció en
la ciudad de Orihuela, luego que la ocupó D. Jaime I, según
manifiesta el exactísimo historiador Viciana, en la segunda parte de
la Crónica de Valencia, fol. 38v. Se dedicó Alberto al estudio de
la jurisprudencia; y según la fama que tenía entonces, y el gran
número de jóvenes de la España y otros Reinos, que atraía la
Universidad de Bolonia, puede presumirse que se fue a estudiar en
ella: hasta que pasados los cursos se graduó de doctor en leyes, de
cuyo título usaba frecuentemente: y sin duda adquirió grandes
créditos de literato, cuando el Rey D. Jaime lo elevó al cargo de
consejero suyo, y lo era ya en el año de 1268, como lo acredita la
célebre sentencia arbitral sobre pago de diezmos y primicias, que
dio el referido Príncipe en Valencia en el palacio Episcopal, a los
4 días, a la deseixida (dice) del mes de abril del mismo año, y
existe en varios libros del archivo de la bailía, y en la primera impresión de los fueros hecha en 1482, a continuación de estos, y
en la cual se expresa haber sido testigo N'Albert (En Alberto)
Dalavanya (de Alavanya), Maestre en lleys, y consejero suyo: lo cual
da bastante motivo para presumir, que hubo de trabajar también en su
arreglo. Se encontró en las turbulencias que suscitaron los abogados
contra los fueros, por no quererse conformar con sus disposiciones,
sino valerse de las del derecho canónico y civil, lo que obligó al
Rey a prohibir su ejercicio en 1250 (Privil. 37); y aunque lo
permitió en 1264 (Privil. 56), fue imponiéndoles graves penas, en
caso de apartarse de lo prescrito en el código foral. Merece pues
elogios este autor por haber sido el primero, que para desengaño de
los ciegos entusiastas del derecho romano y del decreto, y facilitar
el cumplimiento de lo mandado, se dedicó a comentar aquel código, y
manifestar la sabiduría de sus leyes.
Las obras de este escritor
fueron muy estimadas, y hablaron con elogio de ellas Guillermo Jaffer
y Arnaldo Juan, que ocupan un distinguido lugar en esta Biblioteca;
mas por desgracia ni Pedro Belluga, ni los jurisconsultos posteriores
hacen la menor mención de ellos, y hubiera quedado sepultado en el
olvido el nombre de este insigne varón y de otros comentadores de
los fueros, que vivieron en los tiempos anteriores a Belluga, a no
ser por el erudito Sr. D. Francisco Xavier Borrull, ministro decano
de esta Real Audiencia, que movido de sus deseos de ilustrar en
cuanto pudiera su patria, procuró examinar diferentes manuscritos
del siglo XIV y XV, copiar algunos de ellos, y encontrándose con un
gran número de comentarios de los fueros, formar un catálogo de sus
autores, averiguar el tiempo en que florecieron, y cargos que
desempeñaron, y comunicarlo todo al Ilmo. Señor D. Francisco Pérez Bayer, que haciendo un particular aprecio de estos trabajos, formó
un breve compendio de ellos, y con elogio de dicho señor, lo insertó
en la Biblioteca Hispana Vetus; y yo ejecutaré lo mismo en esta
obra, añadiendo las preciosas noticias que me ha comunicado.
Escribió:
1. Notae super Foris Regni Valentiae.
Están
escritas con mucho juicio e instrucción, y tratan sólo de los
Fueros de D. Jaime I, sin extenderse a fuero o privilegio alguno de
sus hijos. Se conservan estas glosas, y las de los demás intérpretes
anteriores a Belluga, en la selecta biblioteca del Sr. Borrull, en
dos tomos en folio, uno del siglo XV, y el otro copiado de varios
manuscritos de la misma edad.
2. Tractatus de contractu comande.
Lo cita Arnaldo Juan en sus Comentarios.
MOSEN FEBRER.
(Al margen, 1281)
Ximeno, tomo 1, pág. 2.a y 363.
El maestro Sarmiento y D. Tomás Sánchez también han querido quitar del siglo XIII a Mosen Jaime Febrer, y trasladarlo al XV, fundados en la carta del Marqués de Santillana, mas no reparan que este sólo habla de un Mosen Febrer, pero no de Mosen Jaime Febrer, y así por ello quieren sin razón hacer de dos uno, y aunque le hubiera citado con dicho nombre, no dice que viviera en su tiempo, como lo asegura de Mosen Jordi: por lo que la mención que hace del mismo, no puede probar de modo alguno que no existiese en el siglo XIII, ni disminuir la fe que se merece Beuter en la relación de este hecho.
Además, que se cuenta entre los heredados por el Rey D. Jaime I.° en la conquista del castillo del Puig y ciudad de Valencia; como lo asegura la donación que hizo S. M. a Mosen Jaime Febrer, en premio de sus servicios, de ciertas tierras en la Alquería de Mormany, huerta de dicha ciudad, a 14 de las calendas de mayo 1237. Hállase registrada fol. 12 pág. 1 del Real Registro Donationes Valentiae, & term. de 1237.
Con más esfuerzo ha impugnado Sánchez la antigüedad de las trobas de las familias, que vinieron a la conquista de Valencia, y quedaron establecidas en esta ciudad y reino, que el doctor Ximeno y varios otros atribuyen a Mosen Jaime Febrer; el P. Maestro Ribelles se empeñó en demostrar y apoyar la opinión de Sánchez, pero desistió luego de la empresa. Ello es cierto o probable, que ni Beuter, ni Viciana, ni Escolano, ni Diago tuvieron noticia de tales trobas, puesto que no hacen mención de ellas cuando tratan de las familias de Valencia; pero también lo es, que si se examinan las que cuenta Ribera (1: Centuria primera de la Milicia Mercenaria) haber sido heredadas en Valencia y su término por el Rey D. Jaime en 1239, y en otras partes en los años posteriores, según los registros de sus donaciones custodiados en el Archivo de Barcelona, las que refiere Escolano, lib. 3, cap. último, núm. 8 de su historia, haberlo sido, como aparece del libro de la Obispalía, y las que lo fueron en Xátiva, que en vista del libro del repartimiento, copia él mismo en el libro 9, cap. 22, núm. 1.° y 2.° &c. se descubrirá la certidumbre de haber venido a la conquista muchos de los que menciona Febrer, y la de no ser supuesta dicha obra; y como nunca han existido los registros de dichas donaciones en este reino, y encontrándose el manuscrito en el siglo XVII antes que el P. Ribera publicase su Milicia Mercenaria, hay bastante motivo para asegurar, que escribió las trobas quien lo había presenciado todo, como fue Mosen Febrer.
El P. Maestro Teixidor empezó a comprobar con varios documentos el establecimiento en esta ciudad y reino de las familias contenidas en dichas trobas, y lo ejecutó en todas las comprendidas en la letra A. Es verdad, que no pudo continuar este ímprobo trabajo por hallarse en la edad de 76 años; mas parece que bastan sus esfuerzos y las reflexiones anteriormente propuestas, para que mientras que no se produzcan otros argumentos que prueban lo contrario, se repute antigua dicha obra, y se atribuya a Mosen Febrer. Porque tampoco es prueba de consideración el haber estado ocultas algunos siglos; pues esta ha sido desgracia común a otras muchas obras. Ni vale recurrir a alguna diferencia de estilo, puesto que es cosa harto sabida, que algunos con buena intención, y para hacerlas más inteligibles, las han variado en algún modo.
Según puede presumirse, en el siglo XVII, y en tiempos de Onofre Esquerdo, se descubrió un ejemplar de estas trobas, con la expresión de haberlas compuesto Mosen J. Febrer: Esquerdo procuró adquirirlo, y persuadido de que ni había otro, ni se habría esparcido la noticia del hallazgo, hizo sacar una copia atribuyendo el escrito a Mosen J. Esquerra, que suponía ascendiente suyo, y al que daba los empleos y demás cargos de Mosen Febrer; lo que a más de referirlo Ximeno, se confirma por existir en la biblioteca del Sr. Borrull un ejemplar escrito con elegancia, e iluminados los escudos de armas de las familias, como también las primeras letras de cada troba.
Pero después llegó a sus oídos no haber quedado enteramente oculta la noticia de ser Mosen Febrer el autor de dichas trobas, que consiguientemente no podían atribuirla a los Esquerras; y así hizo una traducción de ellas en prosa, y conservando el contenido de la troba de Febrer, añadió en la letra E un artículo de la familia de Esquerra, diciendo haber venido a la conquista los dos hermanos Bartolomé y Juan, de quien preciaba ser descendente, pues se quedó este segundo hermano establecido en Valencia, así como el primero en Benisa. Esta obra escrita de letra del mismo Esquerdo, se conserva en la referida biblioteca del Sr. Borrull, que ha advertido que aquel insertó alguna familia, que no vino al tiempo de la conquista, y que el Dr. D. Agustín Sales, cronista de esta ciudad, ingirió también en la suya.
A más de estos ejemplares, posee también dicho Sr. Borrull otro de muy buena letra, escrito a mediados del siglo pasado, y una traducción en verso castellano, hecha según denota en el frontis por el Doctor Tomás Izquierdo y Guerrero, ciudadano de Alicante, y vecino de la Corte.
Permanecían manuscritas las trobas, cuando el diarista de esta ciudad, a instancia de D. José March, caballero erudito de la misma, empezó a insertarlas en el diario de 1 de Setiembre 1791, y después las publicó en el año de 1796 en un tomo en 4.°, con sus escudos, aunque grabados mezquinamente; y si hubiera cuidado de añadir en cada familia la donación de casa o tierras, que refiere el P. Ribera haberles concedido el Rey D. Jaime, y el registro en que estaba notada, se hubiera hecho más acreedor a la gratitud del público, dándole con ello a conocer, que las trobas eran ciertamente de Febrer, y bastante motivo para que algunos eruditos viesen si podían probar lo mismo que algunas otras; y manifestar las que hubiesen añadido algunos sujetos más modernos.
PEDRO GARCÍA DE XÁTIVA.
1300.
Tal vez por ser natural de S. Felipe, antes Xátiva. Habla de este autor D. Francisco Pérez Bayer, en las notas a la Biblioteca Vet. de D. Nicolás Antonio, tomo 2, pág. 103, col. 2, diciendo: Petrum Garciam de Xativa laudatum in Chrysopraso Ioannis Ekchii inter Scriptores Theológicos, apud Gesnerum.
Siglo XIV
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